SEMANA 35
TEMA: RECUPERACIÓN PRIMERO, SEGUNDO Y TERCER PERIODO
ACTIVIDAD:
1.
LEER EL TEXTO
DETALLADAMENTE Y HACER UN ENSAYO ANALIZANDO LA CREACIÓN SEGÚN LA BIBLIA Y LAS
DIFERENTES TEORIAS DE LA EVOLUCIÓN QUE EXISTEN.
ESTE ENSAYO DEBE TENER MÍNIMO 3 HOJAS DE SU
CUADERNO POR AMBOS LADOS , PRESENTARLO AL DOCENTE Y PRESENTAR UNA EVALUACIÓN
SOBRE EL PRESENTE TEXTO.
PRESENTACIÓN DEL ENSAYO EN SU CUADERNO
ORDENADAMENTE: 40 %
EVALUACIÓN ESCRITA SOBRE EL TEXTO : 60 %
Creacionismo
Esta es
la contraparte de la evolución. Es la declaración de que Dios hizo el universo
entero, y creó este planeta y todas las formas de vida que lo habitan en seis
días literales, tal y como lo revela Génesis. La creación especial de Adán y
Eva, y su subsecuente caída en el pecado, son la base para requerir de
salvación para la humanidad—esta salvación es otorgada únicamente a través de
Jesucristo.
La
ciencia verdadera en ningún momento es enemiga de lo que la Biblia relata.
Encontramos que las leyes físicas que rigen al universo fueron puestas por Dios
para mantener en orden y funcionamiento a Su creación. Una gran cantidad de
científicos notables realizaron sus investigaciones y lograron grandes
descubrimientos gracias a que entendían que el principio operativo del universo
es Dios. Muchos de estos hombres se opusieron fuertemente a la idea de la
evolución, y la descartaron como una filosofía sin fundamento. Pero las
condiciones sociales del siglo pasado fomentaron que fuera aceptada cada vez
más por la sociedad, llegando a la época actual en que se enseña como un hecho
científico comprobado. Sin embargo, ahora es cada vez más clara la evidencia
que la regresa a su lugar de mera ideología.
Tenemos
leyes biológicas que contradicen fuertemente la evolución, como la de
biogénesis, que expresa que ningún ser vivo puede provenir de materia inerte.
No obstante, los evolucionistas insisten en que de alguna manera, en algún
momento, los organismos se formaron a partir de sustancias no vivas. Esto es
imposible por poderosas razones:
- La atmósfera primitiva
hubiera impedido la aparición de la vida, con oxígeno o sin él.
- Las cantidades de materias
primas necesarias para sintetizar la vida en un medio acuoso son tan
grandes que jamás se hubieran logrado reunir.
- Las proteínas y el ácido
desoxirribonucleico son demasiado complicados como para poder producirse
al azar.
- Los sistemas biológicos
tienen que funcionar en conjunto, y hacer algo que sea de provecho para
el organismo. Es una orquestación demasiado especializada.
- La célula viva requiere de
que todo funcione al mismo tiempo, o nada funciona y no hay vida. La vida
no se puede producir. Solamente se transmite de un ser vivo
a otro.
- En último caso, la vida
sólo puede crearse por un agente externo inteligente que dirija y
controle los procesos.
Si esto no trae a tu mente a Dios
como único medio capaz de crear la vida, tal vez no seas muy vivo, o tengas una
motivación oculta para no verlo.
Toda la
naturaleza expresa un diseño. Jamás encontraremos diseño sin un diseñador. Hay
desde átomos en constante movimiento hasta grandes sistemas estelares que
fueron puestos en marcha por Alguien que sabía perfectamente lo que hacía.
Estadísticamente, es una precisión imposible de producir al azar.
Las leyes
de la herencia, las restricciones impuestas a las variaciones biológicas, la
incapacidad de reproducción de los híbridos verdaderos, la falta de
consistencia en la selección natural, la fatalidad de las mutaciones, la
inexistencia de cambios graduales, el altruismo, los códigos genéticos y el
lenguaje humano… todo esto da evidencia colosal en contra de un proceso ciego y
sin dirección como la evolución.
Por qué
se detuvieron los procesos evolucionarios no tiene respuesta de parte de los
evolucionistas. Nosotros sí sabemos: no se detuvo nada porque nunca ha habido
evolución en proceso en ningún momento de la historia del universo.
Los
argumentos con los que la evolución ha tratado de respaldar su caso son en su
mayoría conceptos mal aplicados, ideas erróneas o información falseada. Cada
una de sus propuestas se derrumba ante una inspección minuciosa.
La
complejidad de la vida desconcierta a los evolucionistas, y se encuentran con
situaciones que no pueden explicar. Sus intentos por desentrañar estos
misterios ocasionan más preguntas que respuestas, y al final balbucean:
"De alguna manera se hizo, ¿o no?" o su favorita "Pero la vida
existe..."
Si la
evolución se queda corta para explicar la vida en este planeta, no puede ni
intentar proponer los orígenes del universo. Ni siquiera ofrece una explicación
plausible de la formación de la luna, mucho menos de los planetas de nuestro
sistema solar.
Ahora
bien, las leyes naturales que gobiernan al universo, como las de termodinámica,
colocan un obstáculo infranqueable en el camino de la evolución. El Big
Bang es científicamente absurdo, pero lo sostienen porque no les queda otra
opción más que Dios, y ésa la rechazan irrazonablemente.
Mas
cuando vemos lo que nos rodea con los ojos bien abiertos, nos damos cuenta de
que hay múltiples pistas que señalan a una creación sabia y reciente, es decir,
con una edad que no sobrepasa los 10,000 años. La cantidad de sales disueltas
en los océanos, el campo magnético terrestre, la velocidad de erosión, y muchos
otros rasgos de nuestro planeta e inclusive del espacio delatan la juventud del
universo.
Los
evolucionistas han ido multiplicando por diez la edad de la tierra cada veinte
años desde principios de siglo, por lo que ahora resulta ser 100,000 veces más
antigua de lo que era en 1900. Claro, antes pensaban que la célula era tan
compleja como una pelota de ping-pong, pero al ir descubriendo sus
especializados componentes… lo único que se les ocurre es darle más tiempo al
proceso. Pero ni una pelota de ping-pong se puede crear por sí misma, y aunque
lo hiciera, no cobraría vida, ni con toda la eternidad a su disposición. El
factor tiempo no es el elemento mágico que necesita la evolución para ser
factible.
Los
fósiles se rehusan a cooperar con la teoría de la evolución. Les acarrean
severos problemas a los científicos que creen en ella. Hay discontinuidades
imposibles de llenar; las tumbas en masa hablan de un enterramiento rápido y
violento, y no un depósito de milímetros de tierra cada década sobre cadáveres
expuestos a la intemperie. La columna geológica que usan como referencia es
imaginaria.
Se han
hallado fósiles inoportunos que echan por tierra el orden evolucionario
fabricado con tanto cuidado. Sale a la luz el proceso de fijación de fechas al
estilo evolucionista: el razonamiento en círculo, en que un fósil fecha a la
roca, y la roca fecha al fósil. ¿Edad real? Desconocida. ¿Edad adivinada?
Millones de años, claro está.
Los
métodos de fechamiento son un fraude, ninguno es absoluto. Todos se basan en
presuposiciones incomprobables, y cuando marcan una fecha que está en
desacuerdo con la idea evolucionaria arbitrariamente se adjudica otra. Los
métodos radiométricos (potasio-argón y rubidio-estronio) dan fechas
excesivamente antiguas, con márgenes de error de hasta 2 ó 3 millones de
años. El método del carbono 14 no funciona tampoco. En primer lugar,
solamente se puede utilizar en materiales orgánicos, y tiene un alcance máximo
de 30,000 años. Sin embargo, el carbono 14 todavía no alcanza su punto de
equilibrio, por lo que en realidad todas las fechas que se han obtenido con él
no rebasan los 5000 años. Interesante, ¿no creen? Este método ha marcado fechas
de hasta 3000 años de antigüedad en animales vivos. Imagínense lo que
hará con restos más viejos. Por tanto, ninguna fecha proporcionada por los
métodos comunes es fidedigna, y harán bien en dudar de cuanta cosa sea fechada
como de hace cientos de miles de años, y peor aún, millones de años.
Y
llegamos al hombre, corona de la creación de Dios, que fue formado del polvo de
la tierra y dotado de vida por el aliento divino mismo. ¡Y los evolucionistas
se atreven a decir que vino de un mono! En qué poca estima se tienen ellos
mismos, y cómo desprecian la singularidad humana.
En varios
lugares del planeta hay rastros de la ocupación del hombre que son anteriores a
su supuesta aparición, lo cual nos conduce a dudar de los antepasados humanos.
Al investigarlos concienzudamente, nos damos cuenta de que ningún supuesto
prehumano es parte de nuestra línea genealógica. Varios de los hallazgos han
sido fraudes, como el hombre de Piltdown, o el hombre de Java. Otros han sido
vergonzosos errores de parte de los paleontólogos, como el hombre de Nebraska,
que resultó ser un cerdo extinto, o el hombre de Pekín, que fue un mono
destazado por humanos verdaderos. Otros, considerados primitivos por defectos
genéticos o enfermedades, como el hombre de Neanderthal, ahora se clasifican
como totalmente humanos. Luego llegamos a los simios extintos que los
evolucionistas tercamente insisten en que son del linaje del hombre. No dejan
de ser monos al estudiarlos bien, como los australopitecinos. Entonces hacen su
aparición estelar restos como el cráneo 1470, que obliga a los paleontólogos a
admitir "O nos deshacemos de éste cráneo, o desechamos nuestras teorías
acerca del hombre primitivo", o el hueso KP 271, que se clasifica como
simiesco, pero es netamente humano, y luego se disculpan diciendo: "Ubicarlo
como de humano con esa antigüedad parecía absurdo, aunque sería lo correcto".
En
realidad, no se encuentra el eslabón perdido porque nunca ha existido. Los
cráneos de Calaveras, de Swanscombe, de Fontechevade, de Steinheim… todos
anteceden a los pre-humanos, acabando de una vez por todas con la creencia
evolucionaria de que el hombre proviene del mono. El hombre fue creado hombre
por Dios, y eso es definitivo.
El
diluvio
Para
cerrar con broche de oro la demostración de que la Biblia es cierta 100%,
seguimos con la realidad del diluvio universal. Así como el relato de la
creación es cierto, la continuación también lo es.
La
historia humana concuerda con la narrativa que encontramos en Génesis. La
prehistoria es un invento. Es lo que los evolucionistas quisieran hacernos
creer para que nos traguemos el resto de su sarta de engaños. Pero las
evidencias apuntan a que el ser humano surgió tan recientemente como lo
declaran las Escrituras: unos 6000 años atrás.
El hombre
fue creado en el Edén, mas cayó en pecado al decidir gobernarse por sí mismo y
desacatar las órdenes de Dios. A partir de allí la maldad moró en el corazón
del hombre, siendo la primera muerte humana un asesinato. Y la degradación fue
en aumento, sin freno, llegando al punto en que Dios decidió acabar con lo que
había creado, pues por ser santo y perfecto, no puede tolerar el pecado. Pero
había un varón justo, que merecía otra oportunidad. Dios optó por salvar a Noé
con su familia y un muestrario de la vida animal. Le dio instrucciones para que
construyera un arca en la cual pudieran estar a salvo del diluvio que iba a
enviar sobre la tierra.
Noé
obedeció, y entró al arca junto con su esposa, sus tres hijos y las esposas de
éstos, más los animales que respiran aire. El arca era lo suficientemente
grande (capacidad aproximada: 500 vagones de carga de ferrocarril) para
contenerlos a todos ellos junto con alimento y los aperos necesarios para
reiniciar la vida en la tierra después de la catástrofe.
En el día
determinado, Dios cerró la puerta del arca y abrió las fuentes del grande
abismo y las cataratas de los cielos. El mejor modelo que he encontrado para
explicar cómo se pudo haber llevado esto a cabo es que en ese momento fue
expulsada con gran violencia a través de una ruptura en la superficie terrestre
una enorme cantidad de agua subterránea que se encontraba almacenada desde la
creación del mundo. Esto produjo un surtidor tan alto, que el agua subió hasta
la estratosfera, de donde cayó de regreso a la tierra atomizada en forma de
lluvias torrenciales y granizo (que instantáneamente enterró, sofocó y congeló
a los mamuts y rinocerontes lanudos que se han encontrado en Siberia y Alaska).
Llovió de esta manera durante 40 días y 40 noches.
El agua
siguió brotando a caudales por esta grieta, hasta cubrir todo el planeta, que
en ese entonces tenía una fisonomía muy diferente a la actual (había un solo
continente, los mares eran pequeños y no muy profundos y las montañas eran
mucho más bajas de lo que son ahora). Llegó el punto en que el agua que
inundaba la tierra mitigó el chorro, mas el agua continuó saliendo por 150
días.
Al
aliviarse la presión sobre el substrato de roca basáltica, se alzó una cresta
en medio de lo que ahora son los océanos (la Cresta o Dorsal Medio-Océanica que
se puede ver en los mapas de relieve del mundo). Esto causó que los continentes
se deslizaran cuesta abajo desde la Cresta, lubricados con agua, en direcciones
opuestas, hasta quedar en las posiciones que actualmente ocupan. Poco a poco,
el agua que había quedado sobre los continentes fue drenándose hacia las
cuencas oceánicas, hasta que la forma de la tierra quedó casi como ahora la
conocemos.
Cuando
por fin la tierra se secó lo suficiente, Noé y su familia desembarcaron, junto
con los animales, encontrándose en un lugar absolutamente diferente al mundo
que ellos conocían anteriormente. De esas ocho personas volvió a surgir toda la
humanidad, y de esos animales que sobrevivieron en el arca se pobló nuevamente
el planeta. El nivel del mar permaneció sumamente bajo todavía durante un
tiempo largo, para facilitar la migración humana y animal a todos los rincones
del mundo. Posteriormente llegó el momento en que el nivel del océano subió lo
suficiente para separar permanentemente las regiones del mundo, con las zonas
climáticas y de fauna localizada que ahora conocemos. Pero hubo muchas especies
que no llegamos a conocer, como los:
Dinosaurios
En primer
lugar, estas criaturas existieron en verdad. La Biblia contiene unas de las
mejores descripciones de dinosaurios, y de hecho, les dedica más palabras que a
cualquier otro animal contenido en sus páginas. El behemoth descrito en Job
40:15-18 solamente puede ser un gigantesco dinosaurio herbívoro, tal vez un braquiosaurio,
mientras que el leviatán descrito en el 41:1-34 era mayor y más temible que un plesiosaurio.
Estas bestias fueron definitivamente contemporáneas del hombre, pues fueron
creadas por Dios junto con el resto de los animales. El escritor de Job debe
haberlas conocido de primera mano. Vivieron en el Edén, junto con Adán, y
posteriormente abordaron el arca con Noé. Sin embargo, en el mundo
postdiluviano algunos no hallaron comida suficiente, otros tuvieron que cambiar
sus hábitos alimenticios, otros fueron presa del hombre, otros no se pudieron
adaptar al nuevo entorno, y poco a poco, se fueron acabando, de tal manera que
se consideran extintos en la actualidad.
CONCLUSIÓN
Pero la
desaparición de los dinosaurios recalca el estado corrompido en que ahora se
encuentra la tierra. Las especies animales están extinguiéndose a razones
alarmantes, el hombre ha llegado a un estado de degeneración igual o peor al
que suscitó el diluvio, y nos preguntamos: ¿qué diferencia hace si creo en la
evolución o en la creación?
Déjame
decirte que toda en el mundo. No puedes creer en la evolución si crees en el
Creador, pues la premisa de la evolución es que no hay Dios, que no hubo
creación, y que todo cuanto existe es producto del capricho del azar.
¿Pero no
se puede conciliar la evolución con la creación, es decir, pensar que Dios haya
empleado a la evolución para crear a los animales? No, la respuesta es un
rotundo no. No puedes creer en la mal llamada "evolución teísta", ni
en ninguna otra idea que trate de mezclar la creación con la evolución. La
evolución en todas sus formas es una mentira, es un engaño de Satanás para
mermar el efecto que Dios pueda tener en la vida del hombre. No se puede
conciliar la verdad con la mentira. Hay blanco y negro, sin escala de grises
intermedia.
Si tú
crees en Dios, en la Biblia, y en Jesucristo como tu Salvador, no puedes creer
en la evolución. Y te voy a dar la más poderosa razón para ello:
Si el
mundo provino de una gran explosión, si se formó de la nada por casualidad, y
la vida llegó a ser por procesos aleatorios, entonces la muerte era un
ingrediente necesario y ha sido parte natural del universo desde su nacimiento.
Por tanto, la muerte no es consecuencia del pecado, y el pecado no es pecado.
¿De qué nos iba a salvar Cristo, entonces? ¿Qué razón habría para que Dios
ofreciera a Su propio Hijo como rescate por nuestra vida? Si tan sólo somos un
pedazo de materia que existe por un momento y luego se desvanece, ¿para qué se
nos da la oportunidad de la vida eterna? Si todo lo que somos es material, no
tenemos un alma ni un espíritu que vivan por siempre. ¿Cuál es el fin de la fe?
¿Y para qué nos dio Dios la Biblia? ¿No sería un franco desperdicio?
Es
sorprendente que un ateo pueda entender esto mejor que muchos cristianos. En
las palabras de G. Richard Bozarth, en su escrito "El significado de la
evolución" para la revista El Ateo Americano:
"El cristianismo ha pelado, todavía pelea, y peleará
contra la ciencia hasta el fin extremo respecto a la evolución, porque la
evolución destruye absoluta y finalmente la misma razón por la que
supuestamente se hizo necesaria la vida terrenal de Jesús. Destruye a Adán y
Eva y el pecado original, y entre los escombros encontrarás los lastimeros
restos del hijo de dios [sic]. Quita el significado de su muerte. Si Jesús no
fue el redentor que murió por nuestros pecados, y esto es lo que significa la
evolución, entonces ¡el cristianismo es nada!"
Y el efecto que tiene el creer en
la evolución es devastador. Roba al hombre de un sentido de propósito, de un
destino. Le quita la esperanza, y le arroja al vacío irremediablemente. La
evolución consiente la existencia del asesinato, del racismo, del
homosexualismo, de la drogadicción y de peores cosas condenadas claramente por
Dios. Al fin y al cabo, los animales así se comportan, ¿por qué nosotros no
podemos? Todo lo malo es aceptable ante la evolución: es natural. Si venimos de
Adán, creado por Dios, los valores son absolutos y Dios pone las reglas. Si
venimos del mono, evolucionado por casualidad, los valores son relativos y el
hombre pone las reglas. Según el mundo, esta segunda opción te libera.
En 1962,
en Estados Unidos se dejó de orar y de enseñar los diez mandamientos en las
escuelas, y la evolución se comenzó a inculcar como un hecho científico
probado. Las estadísticas muestran qué ocasionó este alejamiento de la verdad
de Dios: el rendimiento escolar bajó de un promedio de 97 a un promedio de 89
del cual no se ha podido recuperar. La cantidad de adolescentes entre 15 y 19
años de edad que padecen enfermedades venéreas aumentó 226%. La cantidad de
embarazos en niñas de 10 a 14 años de edad aumentó 553%. La cantidad de parejas
que viven en concubinato (unión libre) aumentó 536%. La cantidad de divorcios
se disparó 117%. Y los crímenes violentos subieron 794%. Cifras que crecieron
alarmantemente en menos de 40 años. En comparación, el crecimiento total de la
población aumentó tan sólo un 25% en ese mismo tiempo (1962-1990). Sin embargo,
en agosto de este año (1999), el estado de Kansas dejó de enseñar la evolución
en las escuelas porque no es un hecho científico.
Desgraciadamente,
el pensamiento evolucionista se ha infiltrado en todos los ámbitos, y de ti y
de mí depende que la gente conozca la verdad. Como cristianos bíblicos no
tenemos más opción que estar al tanto de este asunto, y aprovechar cada
oportunidad que se nos presente para dar a conocer la verdad de la Creación. Es
de suma importancia que les enseñemos a nuestros hijos que la evolución es una
mentira, y que estemos armados contra ella y sus secuelas. ¡Preparémonos para
pelear en la victoria de Jesús! Seamos cristianos instruidos, y tengamos a la
Biblia como autoridad definitiva. Los conceptos científicos pasan, y cambian,
pero la Verdad Eterna de Dios permanece, y al final, siempre es la que tiene la
razón.
Si nunca habías pensado en el asunto, o si no
eres cristiano siquiera, tal vez quieras cuestionar tu posición. Para acercarte
al Creador y regresar al diseño perfecto que Él realizó en la creación,
necesitas reconocer que eres pecador por el simple hecho de ser humano y
descendiente de Adán. Eso te separa irremediablemente de Dios, a menos que
aceptes como tu Señor y Salvador a Su Hijo Unigénito Jesucristo, que se hizo
hombre, murió y resucitó para salvarte por toda la eternidad. Puedes hacerlo
diciéndole ahora mismo: "Señor Jesús, en estos momentos confieso que
soy un pecador y que necesito de ti. Ven a mi corazón y hazme nacer de nuevo,
deseo esa vida eterna que sólo en ti puedo tener. Conviértete en el Señor de mi
vida." No volverás a ser igual. Te invito a que consideres esta
magnífica opción que el Dios omnipotente pone a tu alcance, pues al retornar a
tu Padre Celestial, te conviertes en una persona con una nueva identidad y un
destino brillante.