lunes, 31 de agosto de 2015

SEMANA 31

SEMANA 31

TEMA: PRUEBA DEL TERCER PERIODO PERIODO

OBJETIVO. DESARROLLAR LA PRUEBA DEL TERCER PERIODO DE RELIGION



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PÁRABOLA DEL HIJO PRÓDIGO

También les dijo: Un hombre tenía dos hijos: el menor de ellos dijo a su padre; padre, dame la parte que me toca de la fortuna. El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país, que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces se dijo: Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.


Se puso en camino adonde estaba su padre: cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y echando a correr, se le echó al cuelo, y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus criados: Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado. Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile y, llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Este le contestó: Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud. Él se indigno y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo le matas el ternero cebado. El padre le dijo: Hijo, tu siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado.